OTI, UNA NUEVA VARIEDAD DE FRIJOL PARA EL VALLE DE MÉXICO

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Julio Arturo Estrada-Gómez
Victoria Estrada-Trejo
Adrián Hernández-Livera
Juan Celestino Molina-Moreno
Albino Campos-Escudero

Resumen

En México, el frijol (Phaseolus vulgaris L.) es el segundo cultivo alimenticio más importante por superficie sembrada, cantidad de grano que se consume y actividad económica que representa. En los últimos años se han sembrado 2.2 millones de hectáreas con un rendimiento promedio de 570 kg ha-1, lo que no permite la autosuficiencia nacional, si se considera un consumo per capita de 15 kg anuales (Acosta et al., 2002). Se recurre entonces a la importación desde los Estados Unidos de Norteamérica principalmente, de un promedio de 72 mil toneladas anuales (Lépiz et al., 2002), con la consecuente fuga de divisas. La región central del país (Estado de México, Distrito Federal y su zona conurbada) presenta un déficit de frijol para el consumo de una población de 25 millones de habitantes y una demanda potencial anual de 375 000 t de grano de diferentes variedades, desde frijoles negros hasta los claros tipo “Flor de Mayo”, que son los más populares. En el Estado de México cada ciclo de primavera-verano se cultivan alrededor de 20 mil hectáreas en condiciones de temporal o secano, y 700 ha con riego, con un rendimiento promedio de 637 y 1 111 kg ha-1, respectivamente, que producen unas 13 510 t de grano, apenas 4 % del requerido para la región. 

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Sección
Nueva Variedad

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